Burton on Trent

Animado por este pequeño resurgir del blog de la CAAC voy a rescatar un post que tenía medio abandonado desde el viaje que hicimos el presidente y yo por Irlanda del Norte e Inglaterra el pasado invierno. Evitando intencionadamente el orden cronológico me centraré en la más cervecera de las visitas, la que nos llevó a la antigua capital de la ale británica.

Burton upon Trent es una pequeña ciudad del centro de Inglaterra cuyo nombre está ya asociado para siempre a la ale. Como las demás capitales cerveceras (Pilsen, Munich, Bruselas,…) su éxito tuvo mucho que ver con el agua.
Las aguas de Burton tienen de forma natural un nivel de sulfato de calcio altísimo, por la abundancia de yeso en el sustrato. En la técnica cervecera moderna el liquor (agua para hacer cerveza) se ajusta artificialmente para imitarlo, proceso que se llama burtonización, ya que reduce el oscurecimiento y potencia el sabor del lúpulo.
Desde el s. XVIII el agua también llevó la cerveza en barcazas a través de canales a los puertos de Inglaterra para su exportación hacia los países del Báltico primero y a las colonias del imperio británico después, con tal éxito que a mediados del siglo XIX había 26 fábricas de cerveza en la ciudad.
Hoy solo quedan dos cerveceras. La más famosa, la fábrica de Bass, ya no lo es más, desde que Coors la compró y en 2005 dejó de fabricar la cerveza del triángulo rojo. Coors también se hizo con el museo, principal atracción turística de la ciudad, que acabó cerrando en 2008.
Ahora mismo la Bass (del grupo InBev) se hace en diferentes lugares, entre ellos la otra fábrica de Burton, Marston’s que al contrario que el museo de la ciudad tuvimos oportunidad de visitar.
Nos recibieron a media mañana, en pleno funcionamiento, lo que nos permitió ver la moderna maquinaria al lado de la antigua que siguen manteniendo para enseñar al público.
Marston’s se enorgullece de ser la última cervecera en utilizar el sistema de fermentación Burton Union, antiguamente más extendido, y dicen, la única forma de producir la auténtica Burton Pale Ale.

Las levaduras que sedimentan poco (baja floculación) tienen una mayor atenuación (aprovechan mejor los azúcares de la malta), pero tienen el inconveniente de que es difícil separarlas y conseguir una cerveza clara. El Burton Union es un sistema ingenioso que soluciona este problema, además de conseguir recoger levadura para su reutilización (siempre complicado en las cervezas de fermentación alta). Consiste en una serie de toneles enlazados que funcionan como un conjunto y con unas tuberías superiores que expulsan la levadura hacia una bandeja de recogida.
El sistema es costoso de mantener ya que se trata de toneles de madera de roble, que requieren el trabajo de artesanos toneleros que aún hoy hacen la limpieza manualmente como tuvimos oportunidad de ver, pero también supone un reclamo publicitario para la empresa, que resalta bien que su Pedigree es “brewed in wood”.

A decir verdad la Pedigree en cask me decepcionó un poco, cuando tenía en tan alta estima la versión embotellada que nos llega a España. Algo parecido me pasó con la Bass (ahora también hecha por Marston’s) de la que me atrevería a decir que prefiero en keg (eso sí, diferente y mejor en las islas británicas que en el continente).
En Burton si hay real ale de gran calidad, existe desde 1982 una microcervecería muy apreciada, que produce para varios pubs de los alrededores, Burton Bridge. Además tiene su propio pub, el sitio más acogedor de la ciudad, con seis pumps de sus cervezas, chimenea con fuego real y parroquianos abiertos y conversadores. Donde el presi no pudo evitar tomarse una Stairway to Heaven, enérgica ale.