La Ronda #10 Algunos pecados olvidados

Acudimos tarde a la ronda convocada por los amigos de la Logia cervecera con lo que asumimos que nuestra penitencia sera mucho mayor.
Si sumamos todos los pecados cometidos en el pasado, los presentes o los futuros de los siete componentes de la Caac, haríamos seguramente que el mismísimo Michael Jackson (el de la cerveza, no ese que canta) se revolviera en la tumba (DEP).

Cada cual tendrá sus experiencias en este sentido y seguramente la mayoría de los demás somos testigos y participes de la aberración en cuestión. Ahí van algunos pecados que he vivido en primera persona o de los que he oído hablar de fuentes más o menos fidelignas (depende de la borrachera).

En la última reunión oficial de la Caac, hace diez días, con motivo de una cata de Ales británicas en la sede de Cotoya Breweries, a los allí reunidos no se les ocurrió otra cosa ante la falta de líquido elemento durante la preparación de la cena, que bajar al supermercado más próximo y pertrecharse con varias litronas de Mahou clásica y San miguel, que solo sirvieron a la larga para emborrachar al Presi y para limpiar la boca entre Ale y Ale. Los restos allí quedaron y prefiero no saber que hizo Cotoya con ellos. (restos de comida no hubo que para eso ya estaba Berto L´otru).

El amigo Cotoya en nuestro viaje a Belgica y con toda una maravillosa carta de cervezas por delante, se empreñó en tomar una Jupiler por eso de que no se pudiera decir que no la había probado. Perdío el tiempo, el dinero y sitio en el estómago para otra cerveza de la carta. Para más "inri" a los dos días repitió experiencia pero en lata. En su descargo hay que decir que no había otra opción si querías cerveza (otros optamos por refrescos antes de semejante atropello)
Nuestro maestro cervecero de cabecera también cometió el delito de pagar siete euros en un aeropuerto turco por una "maravillosa" Efes Pilsen. Por ese precio en España se compra una caja.

El presi tiene en su lista de pecados uno que comparte conmigo. En una ocasión me llego una caja de Barbar caducada en 2005, con unos posos como puños y tuvimos el valor de ir ventilándonosla poco a poco. Vaya en nuestro descargo la valentía demostrada ya que hay cervezas que con el tiempo ganan y otras que...
El negarse a reconocer que una caida en plena calle, a las seis de la mañana y que ocasionó un esguince de tobillo, fue por culpa de la cerveza y no por culpa de la lluvia como él aún afirma, es renegar del líquido que nos da la vida y constituye un pecado mortal.

Ivan Denver es reincidente múltiple en alterar el estado y orden normal de las cervezas que bebe. Una Chimay Azul le entra igual después de una Holsten Lemon, que antes e incluso durante. En su redención hay que alegar que es el chofer oficial de la asociación y eso no se paga ni con un millón de Claushaller (o como quiera que se escriba).

De Galguera hay poco que decir. Bebe todo y de todo. Si hay pinta mejor y al margen de los pecados comunes de toda la asociación no le conozco ningún vicio oculto (que seguro que lo tiene). Quizás si al final de la noche le preguntas que fue lo primero que bebió logre acordarse o quizás no.

Berto L´otru tiene en su debe varias atrocidades. Una de ellas es empeñarse en beber Hoegaarden una y otra vez en Bélgica, habiendo tantas cosas por probar que posiblemente no vayas a encontrar nunca en tu país (desde que hay grifo de Hoegaarden en el Lúpulo no le he visto probar otra cosa).
Mientras el resto de compañeros organizamos comidas para las catas exclusivamente para pasar la cerveza y poder seguir con otras, Berto se dedica exactamente a lo contrario.
Y por último, tiene la fea manía de pedirme una jarra de litro que me trajó del Octoberfest y rellenarla con tres botellines de mahou los días de partido.

Chela es culpable de arruinar prácticamente toda la cosecha de lúpulo leonés h7 del año pasado (el maletero de Ivan, por ser tan grande, es también partícipe del alijo).
También es culpable de intentar hacer Kung Fu cuando no estaba lo suficientemente borracho y de tomar Vodka con peta zetas en Hannover (léase janofa) en vez de alguna cerveza local.
Estará eternamente arrepentido de su anterior afición al maíz y tendrá que cargar con ello el resto de su vida.

Justo es que de mis pecados (que son muchos) hablen otros en el apartado de comentarios.

Teléfono de aludidos: +34 555666777

Pd: Dejo para el final la más gorda y atrevida aberración que entra dentro de la temeridad.
Un buen día apareció el amigo Chela (o era Cotoya) con unas cervezas El Águila Negra, caducadas hace 20 años y que habían aparecido en un almacén indendiado . Quemadas, y oxidadas las enfriamos y con un par de... nos las bebimos. Bueno, vale, en honor a la verdad, sólamente las probamos. Prefiero no deciros a qué sabían.