Carrizo de la Ribera famoso por el marco incomparable que las orillas del Órbigo ofrece para los amantes de la naturaleza y el turismo ecológico alberga también un detalle muy importante para los aficionados a la cerveza: Es la zona con más culitvo de Lúpulo por metro cuadrado de toda la Península y el principal centro productor de lúpulo y derivados de toda España, empleándose el total de su producción en la industria nacional de la cerveza. Desde hace varios años, llegado el mes de agosto el pueblo se viste de fiesta y durante cuatro días se organiza un festival dedicado al cultivo, la recolección, el tratamiento y el uso del lúpulo bajo el nombre de Festival del Lúpulo y la Cerveza de Carrizo. La historia del pueblo lleva vinculada al lúpulo desde 1945. Fué en ese año cuando se empezó a construir en el pueblo vecino de Villanueva de Carrizo la factoría de la Sociedad Española de Fomento del lúpulo. El oro verde, como se conoció en sus mejores épocas, llegaba a esta zona privilegiada de León para aclimatarse de manera extraordinaria gracias entre otras cosas al suelo, al clima y al buen hacer de los agricultores locales que vieron en el Humulus Lupulus una forma muy conveniente para mejorar la actividad agrícola de la comarca. Desde entonces hasta ahora ha habido toda una serie de cambios, movimientos, una evolución en definitiva en torno a la agricultura y a la vida relacionada, con la flor de la cerveza.

Hacía tiempo, que queríamos asistir a tan interesante evento y este año por fín se dió la posibilidad y bien de mañana, pusimos rumbo a León capital donde haríamos nuestra primera parada técnica. Una vez cumplida la primera colación del día-embutidos y quesos de la tierra, cervezas, vinos y café para los conductores, asentamos nuestro campamento base en un pulcro hostal, paradójicamente regentado por una Riberana y pusimos rumbo a Carrizo. Menos de 20 minutos después entrábamos en el pueblo y encontrabamos la Feria donde diferentes stands de productos relacionados con el lúpulo y la gastronomía, la artesanía y la agricultura, así como alguna otras que aprovechando que el Órbigo pasa por Carrizo se apuntaron al evento a ver si se vendía algo.


A lo largo y ancho del Parque de la Bolenga unas treinta carpas dispuestas alrededor de tres stands centrales y un escenario daban forma a un recinto ferial al aire libre que contaría a lo largo de todo el fín de semana con variadas e interesantes actividades. Logicamente estos dos expositores centrales eran el eje primordial de la Feria. Por un lado teníamos La carpa de la Sociedad donde a través de series fotográficas, plantas reales de lúpulo, una mesa expositora con toda la variedad del lúpulo presente en la zona y diferente maquinaria relacionada con la actividad agrícola del mismo se repasaba la historia de la planta cervecera no sólo en la región si no también en toda España. A pocos metros de distancia y sirviendo como centro neurgálgico de recinto se encontraba el bar, donde se podía probar una amplia muestra de cerveza industrial nacional, toda ella de barril, a justo precio y en buenas condiciones. Desde él mismo se contemplaba el mencionado escenario donde se celebraban conciertos, demostraciones, charlas, debates y entregas de premios varios.
Lógicamente lo primero a lo que nos acercamos fue el bar. 9 grifos surtían a un buen grupo de aficionados de diversas formas de cerveza industrial española con el denominador común de que todas ellas utilizaban lúpulo de Carrizo en su fabricación. Con el efectivo sistema de
6 cerveza cinco euros, decidimos empeza r el recorrido, saltándonos los dos barriles de malta espumoso-salvo el conductor claro está, un recorrido que
prometía iba a ser
en redondo, es decir, como no había nada que no conocieramos ibamos a probar todo y luego quedarnos con la que más nos satisficiese. Mahou Negra estaba fresca, con sus notas a regaliz y cereal torrefacto muy bien marcado, quizás un poco fría pero en este país y en agosto no se puede pedir mucho más. Un par de cervezas por barba, un brindis por la nueva camiseta y a seguir disfrutando de lo que la feria nos ofrecía.
El primer repaso a los stands nos llevó a un curioso negocio de fitoterapia donde la flor de esta cannabácea es utilizada como relleno para unas almohadas terapéuticas con las que se asegura uno el descanso y el relax gracias a los efectos sedantes de la lupulina. A pesar de todo, nosotros nos decantamos por la infusión de lúpulo en mosto cervecero.
La siguiente parada exigía un bocado ya que los muchachos de Embutidos Severino, haciendo del vicio virtud, estaban preparando unos chorizos a la cerveza muy interesantes. Cuando pedimos” 6 de esos” el tipo sonrío agradado y una vez nos los sirvió volvimos a la barra para acompañar el bocadillo con una estupenda Estrella Galicia 1906, una extra muy bien equilibrada de 6,5% abv con las notas de malta muy bien entremezcladas con el marcado amargor del lúpulo que caracteríza a la cervecera gallega. Si a eso le sumas lo bien servida que estaba, como se aprecia en la foto, pues trago redondo. Un par de cervezas y otra más para el camino nos ayudaron a resistir el sol que no dejaba de calentar sobre nuestras cabezas en aquel esplendido día de mediados de Agosto.

De la barra fuimos a uno de los stands más sorprendentes, y que gracias a su actividad justifica en parte el hecho de la diversificación que hasta entonces no habíamos visto y que desde la organización se insitía en defender. Las chicas de la Thermomix, como las bautizamos, en su stand mostraban y vendían el robot de cocina más famoso de la historia pero dedicandole una monografía culinaria a nuestra bebida. Así las muestras que se elaboraban en directo estaban todas relacionadas con la cocina con cerveza. Pudimos degustar un extraordinario-y no exagero, arroz de marisco a la cerveza, una empanada gallega cuya masa estaba fermentada con cerveza y un típico pincho de pollo a la cerveza. Para rematar tomamos un mojito espumoso-hecho con una mezcla de ron y cerveza.limón y hierbabuena que estaba muy rico.Todo ello completamente gratis.Un saludo cordial de agradecimiento a las chicas por el buen trato recibido. En el programa de la Feria se indicaba que a las 19 harían una exhibición de cocktails con cerveza. "Igual tendríamos que quedarnos" dijo alguien sonriendo...

Seguimos la ruta, admirando de pasada la artesanía local-madera, cerámica, orfebrería, y parando en otro stand de comida donde dimos cuenta de unas empanadas de atún, de pulpo y sardina, así como de un par de bocadillos de embutido de la zona. Con la comida, aún caliente en la mano, nos dirigimos al bar sólo para comprobar que la Volldamm de barril estaba en unas perfectas condiciones. Un par de nosotros ya sabíamos que ibamos a beber de entonces en adelante. Tomamos otras tres, atentos al reloj porque a las cuatro de la tarde España jugaba al baloncesto olímpico contra Estados Unidos. Nos dirigimos hacia la Casa de la Pradera, la más singular cervecería de la región y un sitio que muchos otros pueblos desearían tener. Buen trato, buena cerveza y un bar de auténtica colección. Pero de eso hablaremos más adelante que ahora empieza el partido…(Continuará).
Versión N'asturianu
Fotos: Cortesía de la Organización de la Feria y Cotoya para la CAAC.
Read more...