La Ronda #3
Cuando Delirium propuso el tema para la ronda de agosto en su invitación, me dije: chupao.
Elegir entre cinco y ocho cervezas, de las muchas que conocemos los que frecuentamos este tipo de blogs no nos podría costar mucho trabajo. Quizás no, pero si tenemos en cuenta que quien las va a catar es un NO bebedor de cerveza, la responsabilidad es grande porque de nosotros depende que cambie su percepción acerca de nuestra bebida favorita o bien que en el peor de los casos confirme que la cerveza no le gusta. Así que de Chupao nada. Me dió mucho que pensar.
Para idear una lista en los términos que se nos proponen me voy a basar en mi propia experiencia.
Cuando hace casi dos años, se puso en marcha El Lúpulo Feroz, en el barrio solo había una cervecería, con fama de cara y de mal atendida, lo cual hacía que la gente no se animara a probar nada fuera de lo común allí. Por ello el grueso de la clientela al principio de nuestra andadura eran clientes de Mahou, Voll damm, San Miguel... y de vino. El reto era complicado pero ilusionante.
Había que conseguir que bebedores de lager y no bebedores de cerveza se acercaran a lo que les proponíamos. Para ello no era suficiente poner la primera cerveza rara que se te pasara por la cabeza. Si una persona esta acostumbrada a tomar cinco mahou, no puedes ofrecerle de buenas a primeras una Kaastel Bruin por dos motivos. El sabor le va a resultar tan chocante que posiblemente no le guste y por otra parte si se toma al mismo ritmo que la lager, se muere de la borrachera.
Es muy importante incidir en estos puntos:
1. ¿Cambios de sabor para acercarse a otras cervezas? Es la clave. Que quien piense que todas las cervezas saben parecido se de cuenta de su error. Eso si, los cambios no demasiado drásticos. Un contraste muy fuerte puede ser contraproducente.
2. ¿Cervezas de mucha graduación? Evitarlas en todo lo posible al principio. Si una cerveza te provoca una resaca terrible por abuso de grados y de cantidad, al día siguiente el cliente volverá a su cerveza de siempre y el mero hecho de pensar en la dichosa Belzebuth, Scaldis o la que fuera, le provocará un desasosiego en el estómago nada agradable.
3. El precio. No podemos perder de vista que no todo el mundo esta dispuesto a pagar por una cerveza 3 ó 4 euros. Pasar de 1.70 de una San Miguel a 3.50 de una Duvel o 5 de una San Peter´s
Así, después de madurar un poco estas reflexiones me imagino un cliente tipo que entra en la cervecería y que está dispuesto/a a afrontar el reto de comprobar que en realidad si le gusta la cerveza. El se defenderá a base de tópicos y yo contraatacaré a cervezazo limpio.
1. Todas las rubias son iguales. Es lo que te dirían gran parte de los que piden una caña sin preguntar ni mirar cual es. Quieren una cerveza para refrescarse y la quieren ¡¡¡ya!!!. Empecemos con una PILSNER URQUELL, de barril, para que se den cuenta de que una Cruzcampo no es lo que tiene en sus manos en ese momento.
2. Es que las cervezas negras no me gustan. Esa es la excusa que ponen muchas veces los que piensan que las rubias son iguales y que las negras son todas Guinness para no probar cosas nuevas. HOEGAARDEN es ideal para que vayan conociendo nuevos matices de sabor y que si, que hay cervezas que se hacen con trigo, y que no todas las cervezas claras son como Amstel.
3. Después de una FARO LINDEMANS te miran sorprendidos. "¡¡¡sabe a sidra!!!" te dicen. Una buena amiga que jamás había sido capaz de tomar una cerveza porque no le gustaban me tuvo que dar la razón en que yo simplemente le decía que no había encontrado la suya. Con la Faro la encontró.
4. Las tostadas son muy fuertes de sabor. Una Bass de barril posiblemente te hará cambiar de idea. Y cuando lleves tres pintas y veas que ni estas borracho ni tienes el estómago a reventar de gas y empachado, pedirás una cuarta.
5. Pero yo decía las otras tostadas. A estas alturas de la cata estoy seguro de que el cliente ya tiene la mente mucho más receptiva a sabores más contundentes, así que podemos pasar a una GRIMBERGEN DOBLE de barril. En el Lúpulo tenemos La Trappe, sin duda de más calidad pero no la más representativa, honor que sin duda le cabe a la primera.
6. No, no, no, no. Guinness si que no. La stout irlandesa o gusta o no gusta. No suele haber termino medio. Al que no le gusta por extensión no le gustan las negras. Es mi misión explicarle que no todas las cervezas oscuras son porter y stouts. ERDINGER PIKANTUS le servirá para darse cuenta. Es digno de reseñar la cantidad de gente que pasan de la Voll Damm a la Pikantus.
7. A mi novia no le gusta la cerveza. A estas alturas se le han agotado los tópicos y sale por ahí.
A las mujeres les gusta la cerveza tanto como a los hombres. Y si a tu chica no le van los sabores fuertes, prueba con Hoegaarden y Faro y sorpréndela con la explosión de sabores y olores de una TRIPEL KARMELIET. Eso si, cuidado con los ocho grados que luego...
8. Si he llegado hasta aquí... ponme la que quieras que voy a probar las 100 que me quedan en la carta. En ese momento decidiré sobre la marcha cual es su próxima cerveza